Iniciamos este 2025 con la certeza de que "la esperanza no defrauda" (Romanos 5,5). Esta afirmación de San Pablo resuena con fuerza en nuestros corazones al comenzar un nuevo año laboral y de servicio en nuestra Vicaría, enmarcados en un período particularmente especial: el Año Jubilar de la Esperanza y la Cuaresma.
El Jubileo es un tiempo de gracia, una invitación a renovar nuestra confianza en Dios y a convertirnos en peregrinos de la esperanza, caminando con la certeza de que el Señor nos sostiene y nos impulsa a seguir adelante. En un mundo marcado por tantas incertidumbres y desafíos, nuestra misión como equipo adquiere aún más sentido: somos portadores de un mensaje de amor, justicia y transformación, que se expresa en cada acción concreta de nuestro servicio.
La esperanza cristiana no es una idea abstracta ni un simple deseo de que las cosas mejoren. Es una certeza profunda de que Dios está presente en nuestra historia y nos llama a ser partícipes de su obra de amor. Cada uno de nosotros, desde su labor diaria en la Vicaría, es testimonio vivo de esa esperanza. Nuestro trabajo no es solo una respuesta a necesidades urgentes, sino un compromiso con la construcción de una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
La Cuaresma nos ofrece además una oportunidad privilegiada para detenernos, reflexionar y renovar nuestro compromiso con los más vulnerables. Este período nos llama a la conversión, a revisar nuestro corazón y nuestras acciones, a preguntarnos cómo podemos vivir con mayor autenticidad nuestra vocación de servicio. No se trata solo de un cambio individual, sino de una transformación comunitaria, en la que todos estamos llamados a vivir el Evangelio con mayor profundidad.
Nuestro servicio en la Vicaría no es un trabajo cualquiera; es una misión que encarna el mensaje del Evangelio. A través de cada programa, de cada acción concreta, estamos sembrando semillas de esperanza en medio de realidades muchas veces dolorosas. Sabemos que la tarea no es fácil, que enfrentamos obstáculos y desafíos que parecen superar nuestras fuerzas, pero también sabemos que no estamos solos. Dios nos acompaña en cada paso, nos fortalece en cada dificultad y nos llama a confiar en que nuestro esfuerzo, por pequeño que parezca, tiene un impacto real en la vida de las personas que servimos.
En este Año Jubilar, renovemos nuestra mirada y entusiasmo. Que la certeza de que Dios camina con nosotros nos llene de valentía para seguir adelante, con alegría y compromiso. Que nuestra labor en la Vicaría sea reflejo de esa esperanza que ilumina y transforma, y que podamos contagiar a otros con nuestra entrega y dedicación.
Los invito a comenzar este nuevo año con el corazón abierto, con la disposición a poner nuestras manos al servicio de los más necesitados, aquellos que Dios nos ha confiado. Que nuestro trabajo siga siendo un testimonio de la misericordia y el amor de Cristo en el mundo. Que este camino de gracia nos renueve y nos fortalezca para seguir siendo constructores de un futuro donde la dignidad de cada persona sea reconocida y valorada.
¡Sigamos adelante con esperanza y compromiso, porque la esperanza en Dios jamás nos defrauda!
Un abrazo fraterno,
Camila Bolaño Villablanca
Secretaria Ejecutiva – Vicaría de la Pastoral Social Caritas
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