Sin duda que por estos días transitamos una de las crisis más complejas que hayamos vivido en términos de salud durante los últimos años. El estado de catástrofe declarado en el país, producto de la propagación a nivel mundial del Covid-19, nos impacta y obliga a respetar las medidas sugeridas por las autoridades de salud y gobierno.
Frente a este escenario, como Vicaría de Pastoral Social Caritas, hacemos un profundo llamado a la solidaridad, siguiendo el camino ya iniciado por diferentes organizaciones, instituciones, empresas, medios de comunicación y autoridades.
Para la Iglesia, la solidaridad es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común. No es es un sentimiento superficial por los males de otros, sino un principio fundamental donde juntos somos responsables de todos, especialmente de los más vulnerables. (Solicitudo Rei Sociales N°38). Del mismo modo, dice el Padre Hurtado: “quien tiene sentido social, comprende perfectamente que todas sus acciones repercuten en los demás hombres… y comprende, por tanto, el valor solemne del menos de sus actos”.
En este marco, hacemos un llamado a la solidaridad de privados y empresarios con sus trabajadores. Les convocamos a buscar el diálogo e incrementar acuerdos legítimos y justos en beneficio de todos. Son previsibles las consecuencias que esta crisis mundial traerá a nuestro país, ya afectado económicamente luego del 18 de octubre. Pero también es de conocimiento popular que los trabajadores y trabajadoras son los primeros en vivenciar los impactos de estas recesiones, sobre todo en descuentos que afectan sus remuneraciones o despidos que impiden su sustento. A partir de ello, instamos a poner las personas en el centro, sus familias y resguardar el bien común de todas y todos.
En otro plano, como ciudadanos, hemos presenciado desgraciadamente algunas situaciones que se alejan del anhelo al que convocamos, entre ellas, el excesivo aumento en el precio de algunos productos, especialmente insumos para prevenir el contagio de coronavirus. Lamentamos estos hechos y por eso, pedimos a todos los particulares, distribuidores, comerciantes, farmacias y supermercados a una actitud de humanidad y ética, coherente con la grave situación que transitamos como país.
En estos momentos, más que nunca, debemos preservar, sin distinción, el acceso igualitario a víveres e insumos que permitan el bienestar y el resguardo de nuestra salud. De la misma forma, invitamos a todas y todos a una actitud de responsabilidad y apoyo mutuo como miembros de esta sociedad, evitando el acaparamiento de alimentos y productos.
En esta crisis estamos llamados a ser comunidad y a mantenernos unidos dejando de lado el individualismo. Durante estos días, ha sido reconfortante observar expresiones públicas y transversales en torno a la solidaridad. Tal vez, esta crisis sea una oportunidad para mirarnos con más misericordia, simpatía y generosidad, reestablecer vínculos recíprocos, y así, buscar constantemente el bien común.
Finalmente, reconocemos a los trabajadores y trabajadoras que han hecho suyo este llamado y que a través de su trabajo sostienen el funcionamiento de servicios básicos y abastecimiento. Agradecemos a los trabajadores y trabajadoras que realizan turnos éticos, especialmente los trabajadores de la salud, quienes en distintos centros hospitalarios, clínicas y servicios de salud se encuentran disponibles para atender casos de urgencia, resolver nuestras dudas y colaborar a tantas personas con su trabajo. Estamos seguros de que individualmente no podremos salir adelante, que solo teniendo a la solidaridad como estandarte, siendo capaces de mirar por todos y todas, podremos superar esta difícil situación.
Jorge Muños S.J
Vicario de la Pastoral Social Caritas
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