Iglesia de Santiago oró por la Vida, la Justicia y la Paz

Estudiantes, niños, adultos y adultos mayores llegaron en la tarde de ayer hasta la Catedral Metropolitana para unirse en oración a la Iglesia de Santiago que convocó a una Eucaristía por la Vida y por la Paz, renovando de esta manera su compromiso con la protección de los derechos humanos. Con esta celebración la iglesia recordó la invitación que hace 36 años hiciera el Cardenal Raúl Silva Henríquez a luchar para que “todo hombre tenga derecho a ser persona”.

La celebración fue presidida por Padre Héctor Gallardo, Vicario General de Pastoral y concelebrada por el Padre Andrés Moro, Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores y  el Padre Francisco Llanca, Vicario de la Esperanza Joven.

Los sacerdotes hicieron entrada a la iglesia encabezados por un grupo de jóvenes que junto con llevar la cruz llevaban en sus manos cirios encendidos que luego fueron depositando en el altar, simbolizando así la vida y memoria de tantos jóvenes que han muerto como el caso de los 43 estudiantes mexicanos y de tantos otros que mueren en nuestra ciudad a causa de la droga y de la violencia.

El Padre Héctor Gallardo saludó a los feligreses recordando el inicio del nuevo año litúrgico y del tiempo de Adviento. “Hoy estamos reunidos porque celebramos al Señor Jesús que trae la paz y la justicia. Celebremos en esta eucaristía todos nuestros anhelos de paz, anhelos de construir una sociedad más justa”. Luego, bendijo la corona de Adviento puesta en el altar, "este signo nos ayuda a soñar que la paz, la justicia y el reino son posibles", expresó.

La homilía estuvo a cargo del Padre Andrés Moro quien en su mensaje recordó la defensa de la vida que han hecho distintos hombres en la historia de la iglesia en Chile. “En este mismo terreno que hoy alberga a la Iglesia Catedral, a principios del siglo XVI un obispo levantó la voz a sus compatriotas para advertir que no podían actuar con violencia hacia los pueblos originarios. Fue valiente para rechazar la muerte e injusticia y para decir que los que eran considerados como enemigos eran sus hermanos. Siglos después,  en este mismo lugar, hace 36 años otro pastor, el Cardenal Raúl Silva Henríquez, encendió una luz de esperanza y pidió, en tiempos muy difíciles de nuestra patria, que todo hombre y toda mujer tiene derecho a ser persona y que nada justifica la violencia. Todos hemos sido creados a imagen y semejanza y para la iglesia, como decía Juan Pablo II nada de lo humano no es ajeno”, dijo el Vicario.

El Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores invitó a la comunidad a renovar su compromiso con la vida. “Cada vez que la injusticia pareciera adueñarse de la vida y que la paz se ve afectada por alguna razón, queremos decir con fuerza que somos discípulos misioneros de un maestro de paz. Esta corona de Adviento y estos cirios quieren hacer presente tantos momentos de dolor como la muerte de los estudiantes en México, la muerte de nuestros jóvenes, la violencia hacia las mujeres, la violencia del lenguaje, para  decir que Dios es un signo de paz, vida y amor.
En Adviento renovamos nuestro compromiso de ser hombres  y mujeres  que decimos ven Señor no tardes que necesitamos tu presencia para que nos transformes en testigos de la resurrección. Contigo la paz se logra para todos y todas”.

Junto a las ofrendas del pan y el vino un grupo de jóvenes llevó hacia el altar velas encendidas que más tarde iban a ser colocadas en el frontis de la Catedral.  

Al finalizar la eucaristía el Padre Francisco Llanca invitó a los fieles a escuchar un audio con las palabras del Cardenal Raúl Silva Henríquez, mientras se repartían pequeñas velas a la comunidad. Un grupo de jóvenes, llevando velas encendidas en sus manos, acompañaron el Cirio de los derechos Humanos que se desplazó a las puertas de la Catedral. Uno a uno los jóvenes fueron encendiendo velas a los feligreses, las que fueron depositadas en las afueras de la iglesia, como signo de vida para la ciudad de Santiago.