“Siento una alegría y una felicidad enorme, la espera de la casa tiene su recompensa”. Con estas palabras la señora Yasna Medina expresa lo que siente al ver que su nueva vivienda está terminada y que su sueño se hace realidad luego de que el lugar donde habitaba, en el Cerro Mariposas de Valparaíso, se destruyera a causa de los incendios de abril pasado.
Hoy, en el mismo cerro que se levantó la nueva casa que acogerá a la señora Yasna, a su esposo y a sus tres hijos se construyen otras tantas para familias damnificadas.
Luego de los incendios que afectaron a cerros de Valparaíso y que dejaron a miles de damnificados la Iglesia de Santiago, con apoyo de la Unión Social de Empresarios Cristianos, USEC, impulsó una campaña solidaria para recaudar fondos que permitieran entregar viviendas dignas a familias que lo perdieron todo. Bajo el lema “La Caridad empieza por una Casa”, se desarrolló esta campaña que logró financiar 35 viviendas.
En la actual ejecución del proyecto participan el Obispado de Valparaíso, la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores y Fundación Vivienda, encargada del trabajo técnico de diseño de las casas.
El diseño de cada casa permite que ésta pueda ser mejorara, ampliada y adaptarse a las necesidades de las familias como la familia de la señora Yasna. “Mi casa tienen tres dormitorios y tiene baño, los más contentos son los niños que ya han elegido donde dormir, es lo más maravilloso que hemos vivido porque nos ha costado salir adelante”, dice emocionada esta madre.
En este proyecto, además de las familias damnificadas y las instituciones han participado también voluntarios y voluntarias que han llegado hasta el Cerro Mariposa a construir las viviendas. Ejemplo de esto ha sido la reciente experiencia vivida por trabajadores de la Caja de Previsión de la defensa Nacional, Capredena, que convocada por la pastoral de la misma institución, llegaron el fin de semana pasado a levantar tres casas.
“No hay palabras que reflejen con justicia lo que vivimos, fue una experiencia maravillosa, conocer a las familias, compartir con ellas y ayudar en este proyecto fue muy lindo”, explica María Eugenia Onfrey de Capredena.
“Llegamos el día sábado y al mediodía ya estábamos con clavos y martillo en mano. Es impresionante ver la realidad a veces desoladora pero también la alegría de las personas damnificadas, su empeño y ganas de salir adelante”, agrega la trabajadora.
Para la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores esta iniciativa es un signo de solidaridad muy importante, así lo expresa su vicario, el Padre Andrés Moro. “Son familias que no tenían posibilidad de acceder a un subsidio por eso la importancia de este proyecto que además hace partícipes a distintas personas y comunidades como voluntarios. Agradecemos a todos los que han confiado en nosotros y llamamos a las personas que quieran ser voluntarios a participar porque tenemos todavía tenemos los meses de diciembre y enero para seguir construyendo este compromiso”.
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