El nombramiento, realizado hace unos días por el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, representa para el Padre Jaime un motivo de esperanza, sintiendo profundamente que es un nuevo desafío que el Señor le propone. “Desde que soy sacerdote siempre los nombramientos han ido marcando mi vocación de servicio y para mí ésta es una oportunidad para servir, un llamado especial porque es compartir con la gente. La vicaría es un bonito lugar para aprender”, comenta el vicario.
El padre Jaime asume esta misión en la Iglesia de Santiago en un contexto marcado por la pandemia y los efectos que esta ha tenido en la vida de miles de personas precarizando sus condiciones de vida. En este escenario el vicario reconoce en primer lugar el dolor y el sufrimiento de las personas pero al mismo tiempo destaca la oportunidad de la Iglesia como portadora de una palabra profética y desde la profecía desde las obras. “La Vicaría tiene que ser el rostro misericordioso de la iglesia, de una y mil maneras. Cuando vemos al buen samaritano no iba buscando heridos en el camino pero lo importante es el anhelo en su corazón de darse, para nosotros esta es una inmensa oportunidad, el Señor nos ha propuesto este desafío y tenemos los elementos para salir adelante, con la expertise de todos en la vicaría, van cambiando los heridos pero tendremos que ir preparándonos, mirando lo nuevo y cuidando lo que se ha hecho”.
Para las trabajadoras y trabajadores de la Vicaría su mensaje es trabajar con mucha esperanza porque hay mucho en qué servir. “Siento que esto para mi es una gran oportunidad, que puedo aportar”.
Además de su servicio en la Vicaría Pastoral Social Caritas el Padre Jaime Tocornal continúa siendo párroco de El Carmen en Maipú y además es capellán de una comunidad de las Hermanas Misioneras de la Caridad.
Por su parte, el vicario saliente, padre Jorge dice sentirse orgulloso de este tiempo en la Vicaría Pastoral Social. “Cuando uno conoce la historia, que parte con la Vicaría de la Solidaridad, la Pastoral Obrera, Caritas Santiago, la responsabilidad es mayor. Es una tremenda institución, que tiene que mantener en el tiempo ese legado. Es una responsabilidad tremenda, por eso fue un regalo haber estado ahí”. El padre Jorge ha sido enviado como Superior de la comunidad jesuita que reside en la comuna de Padre Hurtado y asumirá la Parroquia San Ignacio de Loyola de la misma localidad
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