Los talleres contaron con las exposiciones de representantes del Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago y del Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI).
Fueron tres sesiones en las que los trabajadores analizaron conceptos y criterios desde la perspectiva de los Derechos Humanos, conocieron los criterios de la Iglesia frente al acompañamiento de la movilidad humana y revisaron el contexto histórico y jurídico de la migración en Chile.
También profundizaron en las distintas redes de apoyo junto con las políticas públicas de atención al migrante.
“Me pareció una muy buena iniciativa porque la información te sensibiliza, da contenido a la migración. Fue aprendizaje y ayuda a que todo el equipo de la vicaría estemos hablando en el mismo lenguaje sobre la migración”, opinó Ruth Rodríguez, del área Animación Pastoral.
“Actualizarse y conocer lo que como iglesia se está haciendo en torno a la migración es importante”, comentó Luna Díaz, del área Animación Laboral. “Estos encuentros sirvieron, fueron prácticos, aun así hay cosas que se deben aclarar más, como las responsabilidades de llevar a cabo planes de acción que se proponían a nivel de arquidiócesis, también faltó profundizar más en la nueva ley de migración”. Luna destaca el poder conocer redes de apoyo durante estas sesiones, como por ejemplo el caso de la fundación CIAMI, de la Congregación de los Misioneros de San Carlos Scalabrinianos, que orienta a migrantes, asesorando y asistiendo a personas, familias, grupos y comunidades, que se encuentran especialmente en condiciones de pobreza y marginalidad. Otro aspecto que valora es que a través de esta formación general se iguala el conocimiento de los trabajadores que se tiene frente a la migración.
Para Maribel Galvez, del área Animación Solidaria, estos espacios demuestran que la migración es un tema en el que hay que prepararse. Y en la cual hay que tener una mirada madura. “Aquí nos entregaron elementos para ir formulando ciertos criterios y eso es lo más importante para mí”. Además destaca la necesidad de tener una percepción madura de la acogida a la migración y de formarnos en el tema de interculturalidad. “Aun estamos en un acompañamiento de emergencia de esta realidad, se requiere una mirada madura, sobretodo no quedarnos en lo asistencial, sino con responsabilidad país. Como vicaría también necesitamos criterios para saber hasta dónde vamos a acompañar”.
Los tres talleres de movilidad humana realizados durante el primer semestre forman parte del plan de formación de la Vicaría de Pastoral Social Caritas y se condicen con la visión de la vicaría frente a la migración como uno de los temas prioritarios para su trabajo este año.
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