¿Cómo construiremos Chile en adelante?

El 18 de agosto de 1952 murió el Padre Hurtado, luchador incansable de la justicia social y de la dignidad de las personas vulneradas por distintas situaciones. Con su partida nos dejó el desafío de continuar con su labor; su vida es una constante provocación a la nuestra. Quien se atreva a mirar al Padre Hurtado y todo lo que hizo, se sentirá cuestionado. La vida cristiana desprendida, desconectada, desafectada de lo que viven en concreto las personas, no cabe en él, y no debiera caber en ninguna y ninguno de nosotros.  

En ese sentido, el Día y el Mes de la Solidaridad es un patrimonio de todas y todos los chilenos. A través de distintas iniciativas y acciones se invita a todo el país a responder al llamado de Alberto Hurtado de hacernos responsables del sufrimiento de los demás. Responsable, no como causa de lo que padecen, sino que responsable de lo que será su vida en adelante si no asumimos nuestro lugar como posibilidad de vida para ellos y ellas. 

Sin embargo, el 2020, sin duda merece un “doble click”, ya que será un año que hará historia y debe dejar huellas para el devenir como país. Por ello, este mes es ocasión para preguntarnos: ¿Cómo construiremos Chile en adelante?

Estamos viviendo hoy una profunda crisis sanitaria y económica que ha puesto en evidencia la fragilidad del tejido social y la necesidad de una verdadera solidaridad que camine hacia la justicia social, como algo extremadamente necesario. Aquí hoy hay una oportunidad: la necesidad no puede esperar y no puede depender de las crisis. De caridad no se sustenta el país. 

Tenemos que construir una nueva forma de solidaridad: aquella que camina a la justicia y se hace justicia. No una solidaridad paternalista sino que de encuentro, aquella que genera vínculos y lazos que nos vayan permitiendo a transitar a un país distinto. Aquella solidaridad que se da cuenta que en los mismos territorios, en las organizaciones comunitarias, en esas bases, están las soluciones. Algo de lo que en la VPSC conocemos mucho. 

Quisiera que en este mes podamos llenarnos de esa convicción que movió al Padre Hurtado. Él no tuvo miedo en denunciar las situaciones de injusticia que identificó. Hablaba con una tremenda libertad de los problemas y de sus posibles soluciones, confiado en que la verdad y el debate aseguraban la paz social. Tenemos que aprender a asumir la verdad, el diálogo y colaboración como un verdadero aporte social.

Quiero terminar estas palabras haciendo un reconocimiento a todas las personas que no esperaron ningún llamado especial a organizarse para responder a las urgencias padecidas por tantos y tantas. Quiero también reconocer el trabajo de cada uno y una de ustedes, con quienes comparto funciones en la VPSC. Lo vivido estos meses en el país me hace sentir que sí existe solidaridad en Chile. ¡Cómo hacer que esto se haga costumbre! Creo que la crisis nos ha hecho vivir en un Mes de la Solidaridad permanente. Que esta mirada y este modo de vivir se nos quede pegado en los huesos. 

P. Jorge Muñoz Arévalo, SJ