En una ceremonia cargada de emoción, música, colores y esperanza, la comunidad venezolana residente en Chile celebró, este domingo 8 de septiembre de 2024, a Nuestra Señora de Coromoto, patrona de la hermana nación latinoamericana.
Fueron miles los venezolanos que llegaron hasta la Catedral Metropolitana portando banderas, trajes típicos e imágenes marianas, quienes demostraron abiertamente todo su fervor, devoción y cariño por la Madre del Señor Jesucristo en este domingo en que la Iglesia conmemora la Natividad de la Santísima Virgen.
“Todos los años celebramos a Nuestra Señora, pero vinimos hoy especialmente por toda la situación que está pasando en Venezuela. Sentimos que esta es una forma de apoyar en oración a nuestros hermanos que están luchando allá. Le pedimos a la Virgen que los cuide a ellos y a nosotros”, señaló Odri Escalante, originaria de Caracas quien vive hace ocho años en Chile y participa en la Parroquia Santa Sofía.
Por su parte, Milagros Puerta, integrante de la Hermandad de los Devotos de la Virgen de Coromoto en Chile, se mostró profundamente agradecida por celebrar “la fiesta de la Santísima Madre en tierras lejanas. Nos han hecho sentir un poquito en casa, es como estar en nuestra tierra. Es un privilegio”. Milagros nació en Maracay, reside hace ocho años en Chile y se congrega junto a su hermandad en la Parroquia Latinoamericana (Nuestra Señora de Pompeya).
Mons. Lorenzelli a la comunidad venezolana: “en la iglesia tienen una casa que los acoge, los quiere y los cuida”
“Recuerden que en Chile están en su casa. La Iglesia es su casa, no están solos. En la Iglesia tiene una casa que los acoge, los quiere y los cuida”, destacó en su homilía +Alberto Lorenzelli R., vicario general y obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, quien fue acompañado, entre otros, por los padres Fernando Tapia, Sebastián Vial y Pablo Walker.
“Hacemos nuestro el clamor de un pueblo que de manera cívica y ejemplar se manifestó, con mayoría abrumadora, en contra, y decidió un cambio en la orientación general del régimen de gobierno. Lo hacemos desde el trabajo cotidiano de todas las organizaciones de la iglesia chilena que son testigos de los efectos trágicos de la migración forzada por las dictaduras y el crimen organizado, en nombre de todos quienes hoy sirven al Cristo migrante y refugiado, en la Red Clamor Chile y otras muchas instituciones de nuestro país”, agregó Mons. Lorenzelli.
En su homilía,el obispo auxiliar de Santiago hizo eco del Evangelio (Mc 7, 31-37). “Hemos escuchado el relato de la visita de los pastores al pesebre. Ellos acababan de oír el sorprendente anuncio del ángel, que les había anunciado el gran gozo del nacimiento del Mesías, del Hijo de Dios hecho hombre: Sobrecogidos de emoción, y acogiendo con fe esa maravillosa noticia, fueron corriendo a ver a María, a José y al Niño Dios. ¡Qué ejemplo de prontitud, de respuesta de fe, de docilidad; de seguimiento del anuncio de Jesús, nos dan a todos nosotros! Ojalá acudiéramos con esa misma prontitud al Cristo forastero que hoy nuevamente nos visita, ya no en Belén sino en Santiago, en Iquique o en Arica”.
Don Alberto resaltó, además, tres palabras claves: oír, ver y meditar. “Como nuestra Madre la Virgen María, también nosotros queremos oír el clamor luego de los métodos represivos del gobierno que han pretendido “controlar” y disminuir las manifestaciones populares con feroces persecuciones. Ver el camino desgarrador que están viviendo los hermanos que llegan buscando refugio, signo de una movilidad humana forzada por la violencia, la injusticia, la prevaricación, mostrándose ante nosotros como una súplica de Jesús para que le abramos la puerta (cf. Ap. 3,20). Y meditar: no es suficiente que nos quedemos en una escucha pasiva de las súplicas continuas de las personas y comunidades que aspiran a recuperar la dignidad de su existencia, sino que, desde ese escenario de diálogo liberador, ofrecer una respuesta de participación oportuna al excluido, amándolo con auténtico servicio solidario”.
Concluyó haciendo un llamado a las instituciones de nuestro país: “pedimos la mayor celeridad posible para que, salvaguardando la soberanía y el cumplimiento de la ley, se asegure el derecho al refugio, a la especial protección de la niñez y de otros grupos particularmente vulnerables. Así como se impulse la regularización de las personas migrantes que buscan una oportunidad para vivir y trabajar honestamente en nuestra patria. No hacerlo empuja a miles de familias no sólo a la angustia de la informalidad sino que las condena a la pobreza y las expone a la extorsión con todo su séquito de atroz violencia”, enfatizó.
Al finalizar la santa misa, los asistentes se acercaron a saludar y agradecer a Mons. Lorenzelli y a tomarse fotografías con él. Se realizaron, asimismo, bailes típicos tanto de Chile como de Venezuela.
La celebración de Nuestra Señora de Coromoto en la Catedral Metropolitana fue organizada por la Red Clamor, la Parroquia Latinoamericana y el Arzobispado de Santiago.
Para leer la homilía completa de Mons. Lorenzelli puedes pinchar el siguiente enlace: Homilía.
Y para conocer más sobre la historia de esta devoción venezolana es posible hacer clic en la página del Apostolado Mundial de la Virgen de Coromoto: https://www.virgendecoromoto.com/historia-de-la-virgen
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