Para tratar el tema se presentó la experiencia de trabajo de la vicaría en los programas Rehaciendo Vínculos, iniciado el año 1997 y Abriendo Caminos, política pública del ministerio de Desarrollo Social y Familia implementada por la vicaría desde 2010 y que finaliza en enero de 2023.
El programa Rehaciendo Vínculos ha sido una respuesta a los altos de privación de libertad y las pocas estrategias de acompañamiento a las mujeres que cumplen condena, en particular a los efectos que se producen en sus hijos e hijas, con la finalidad de mantener y generar nuevos vínculos apoyando al ejercicio del derecho a ser madres y de los niños/as a construir un vínculo sano con ellas. Hoy se focaliza en el centro penitenciario femenino de San Joaquín con una intervención individual que considera entrevistas domiciliarias, grupal con espacios formativos y comunitaria con encuentros protegidas en el centro penal.
Abriendo caminos tiene el objetivo de contribuir en la generación de acciones preventivas y reparatorias en las condiciones de desarrollo de los niños, niñas y adolescentes con un adulto significativo privado de libertad, promoviendo al mismo tiempo el desarrollo de habilidades y capacidades que le permitan alcanzar mejores condiciones de vida. A la fecha logró desarrollar 11 coberturas alcanzando a 1.021 niños, niñas y adolescentes, y 429 cuidadoras principales .
De acuerdo a la experiencia de trabajo de la vicaría, Ángela Álvarez, encargada del programa Abriendo Caminos señaló que “se confirma que los rostros de las personas que sufren los efectos nocivos del fenómeno social de la prisionización en mayor grado son los niños, niñas, adolescentes y las mujeres privadas de libertad como las mujeres a cargo de la crianza. Además según la data de experiencia, se concluye que la mayoría de las mujeres privadas de libertad y cuidadoras principales han sido víctimas en algún grado de violencia“
Por su parte,Daniela Fuentes, encargada del programa Rehaciendo Vínculos, explicó que “Debido a una construcción socio-cultural la mujer es constreñida a cumplir funciones desde el atributo moral, cargando así con el castigo doble”.
Desde la academia, Regina Funk, académica Escuela Psicología de la Universidad Católica de Chile y Jacinta Rodríguez, investigadora del Centro de Estudios Justicia y Sociedad UC. aportaron datos para la comprensión del tema.
“Las consecuencias son más pronunciadas en el caso de las mujeres. Ellas juegan un rol fundamental en la crianza y apoyo emocional de sus hijos y esto se da porque la mayoría de ellas vive con sus hijos antes de ingresar a la cárcel, muchas de ellas son jefas de hoga, entonces el encarcelamiento tiene impacto en el empobrecimiento del hogar Junto con ello hay ausencia parental, cuando la mujer ingresa a la cárcel los hijos se quedan sin madre padre”, dijo Jacinta Rodríguez.
Otro efecto de la prisionización de la mujeres la condena social “hay un estigma por alcanzar las expectativas de la maternidad y no poder cumplir con ellas hace que las muejres experimenten altas tasas de estrés y baja autoestima”, dijo la investigadora.
Por último destacó que las trayectorias delictuales de las mujeres privadas de libertad se encuentran marcadas por desigualdad de género. “El involucramiento delictual en la mujer es una estrategia de sobrevivencia frente a experiencias de desventajas”.
Entre los desafíos que se presentan, Regina Funk destacó que “es indispensable incluir un enfoque de género en el mundo penitenciario, fortalecer los programas como Rehaciendo Vínculos y la formación profesional”.
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