Con el objetivo de hacer memoria del trabajo incansable que inició la iglesia católica pocos días después del golpe de Estado de 1973, la Congregación de los Sagrados Corazones y la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores, con el patrocinio de la Vicaría General de Pastoral del Arzobispado de Santiago, presentaron este lunes 25 de noviembre la cantata por los Derechos Humanos, justo a 35 años de su primer estreno. Quienes interpretaron esta vez la cantata fueron el conjunto Inti Illimani, el coro Orfeón de Santiago, dirigido por Víctor Alarcón, la Orquesta Universitaria dirigida por Alejandro Guarello (compositor de la obra) y la narración estuvo a cargo del destacado actor José Secall.
“Este año quisimos recordar esa cantata hermosa, inspirada en la obra del padre Esteban Gumucio y musicalizada por autores destacados de nuestra patria, lo cual fue una fiesta de la esperanza, del encuentro de hombres y mujeres, creyentes y no creyentes, que se unieron para un mismo bien común: los derechos humanos. Para nosotros fue una gran alegría poder mostrar esta obra de un hombre tan de Dios a más de mil quinientas personas que llegaron a la Catedral”, dice el Padre Andrés Moro, Vicario para la Pastoral Social y de los Trabajadores.
La cantata
El Simposio de los Derechos Humanos, que se realizó en Santiago entre el 22 y 25 de noviembre de 1978, fue organizado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez. A la convocatoria asistieron personalidades nacionales e internacionales, tanto de la Iglesia Católica, de otras iglesias cristianas y confesiones religiosas, como del mundo civil, expertos en materias relacionadas con los derechos humanos y representantes de organismos internacionales. Tanto la inauguración como la clausura de este encuentro tuvieron lugar en la Catedral Metropolitana, único lugar posible para llevar a cabo un encuentro de estas características en tiempos difíciles.
Al concluir el Simposio, se acordó que cada 25 de noviembre se hiciera un acto de compromiso con la promoción y defensa de los Derechos Humanos. “Hoy, en esta Iglesia Catedral, hemos encendido una luz de esperanza en medio de un mundo que busca claridades. Continuaremos caminando al resplandor de esta luz para que nuestras acciones e inspiraciones, nuestros proyectos y deseos, renueven la esperanza entre los oprimidos del mundo entero. Cada 25 de noviembre encenderemos la llama de estos cirio para unirnos de nuevo como hoy a renovar nuestro compromiso de luchar para que todo hombre tenga derecho a ser persona”, señala el compromiso asumido en el Simposio sobre los Derechos Humanos.
La cantata de los Derechos Humanos le fue encargada al sacerdote Esteban Gumucio, quien utilizó la metáfora de Caín y Abel para representar la agresión entre los hermanos. La música estuvo a cargo del joven músico, en
ese tiempo, Alejandro Guarello.
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