El domingo 13 de noviembre el papa Francisco nos invita a vivir y celebrar la Jornada Mundial de los Pobres. Por sexto año nos convoca a realizar algunas acciones diferentes para celebrar con los pobres su día. Pero ¿podemos celebrar la pobreza?, nosotros que como Vicaría trabajamos por mandato sirviendo a los pobres en sus diferentes expresiones, ¿podemos hacer algo más?
La iniciativa busca siempre desafiarnos a visibilizar las diferentes formas de pobreza reuniéndonos con ellos para compartir dando espacio para que ellos nos evangelicen, es decir invirtiendo los papeles de nuestro trabajo frecuente. ¿De dónde nace todo esto?
El lema de este año nos indica el origen de esta invitación con la frase de san Pablo: “Jesucristo se hizo pobre por ustedes para enriquecernos con su pobreza” (cf. 2 Co 8,9). Al venir al mundo y hacerse hombre, Jesús deja su condición para darnos su gran riqueza: la liberación del pecado, causa última de toda pobreza e injusticia, y llevarnos a una vida plena que incluso derrota la misma muerte. En este contexto los cristianos se sintieron invitados a acompañar a Jesús que se hace pobre, vive y muere pobre para así estar a la mano de todo el que quiera abrirse a su amor. Este gesto de Jesús es el que se nos invita a realizar.
Dice el papa que esta jornada es “una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente”. El acercarnos al mundo de los pobres es más que un servicio o una campaña. Es un estilo de vida y por eso buscamos que ellos nos evangelicen.
Este gesto es contracorriente ya que en la vida diaria siempre queremos tener más e incluso los países y las sociedades tienen mediciones de sus ingresos como signo de su nivel de desarrollo. Esto es tan diferente al camino de Jesús y a la invitación de tantos cristianos y personas de buena voluntad que han elegido servir con lo que tienen y especialmente con lo que son. Han elegido tener a Jesucristo como su tesoro y su reino como la única riqueza que vale la pena.
Quiero invitartes a hacer algo diferente este domingo 13 de noviembre con la reflexión con que el papa Francisco termina su mensaje:
“Si queremos que la vida venza a la muerte y la dignidad sea rescatada de la injusticia, el camino es el suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, compartiendo la vida por amor, partiendo el pan de la propia existencia con los hermanos y hermanas, empezando por los más pequeños, los que carecen de lo necesario, para que se cree la igualdad, se libere a los pobres de la miseria y a los ricos de la vanidad, ambos sin esperanza.”
Padre Jaime Tocornal
Vicario de Pastoral Social Caritas
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