Este viernes 3 de julio con representantes de las distintas áreas de la Vicaría se lanzó una nueva iniciativa que busca disminuir los impactos de la crisis social y sanitaria en grupos familiares cuyo jefe o jefa de hogar ha sido desempleado (a) o se encuentra bajo suspensión de relaciones laborales, con presencia de niños, niñas o jóvenes con prevalencia de trabajo infantil. Esta será desarrollada en coordinación de las áreas de Animación Solidaria, Animación Laboral y Pastoral Social Territorial.
El proyecto se enmarca en las acciones de respuesta temprana a la emergencia y tendrá tres componentes: uno de ayuda humanitaria, desde la seguridad alimentaria, que es lo que ha estado liderando este tiempo el área de Pastoral Social Territorial; un componente de intervención psicosocial integral a las familias, considerando los riesgos a los que están expuestos los niños, las mujeres y adultos en general, y las necesidades también de asistencia directa, como pago de cuentas o compras de alimentos, que responde a la expertise del área de Animación Solidaria. El tercer componente es la orientación laboral, para que las personas puedan obtener medios de vida autónomos que les permitan, en un mediano plazo, salir de la situación de empobrecimiento en que han quedado a causa de la pandemia y responde a las acciones que desarrolla el área de Animación Laboral.
Luis Berríos, secretario ejecutivo de la Vicaría destacó el desafío del trabajo colaborativo: “estamos haciendo una apuesta por desarrollar una primera iniciativa, al menos en los últimos años, de trabajo inter-área, de intervención conjunta, que nos pone un doble desafío, el de ayudar a las familias y que a final de año estén en una situación mejor, y que podamos rescatar los aprendizajes institucionales respecto a este trabajo inter-área, aprovechando las distintas expertise”.
Loreto Rebolledo, jefa del Área de Animación Solidaria destacó que lo innovador de esta iniciativa es que integra distintos enfoques: sistémico-ecológico, de derechos e intergeneracional. Así también detalló: “Este es un proyecto de emergencia que va a transitar hacia la recuperación, por eso hablamos de familias que estén en relaciones laborales suspendidas, que se vean afectadas durante la pandemia, porque es difícil poder comprometernos a mejorar los ingresos en un contexto de país que es complejo, por eso hablamos de familias empobrecidas y no de familias de alta vulnerabilidad, lo que tiene que ver con un elemento socio-pastoral de poder visibilizar que la pobreza se encarna fundamentalmente en niños y mujeres”.
El proyecto será liderado por la Línea de Niñez y Juventudes del Área de Animación Solidaria, será apoyada por una Mesa de trabajo interáreas con representantes de las 5 áreas de la Vicaría y contará con asesores externos en el ámbito laboral y psicológico.
Su cobertura será de 15 familias en paralelo, con distintos ciclos de intervención según nivel de complejidad (alta: 5 a 6 meses, mediana: 3 a 4 y baja: 2 a 3), por lo que se espera llegar hasta 25 familias según la rotación. Así se estima llegar a 120 interlocutores.
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