Muchas veces los novios al preparar su celebración de matrimonio elijen la lectura bíblica de san Juan que termina con la exigente frase de Jesús: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. Me asalta la duda siempre de si captamos la profundidad de ese mensaje, si entendemos la diferencia entre el amor común y corriente y el de Jesús. Creo que algo de eso es lo que encierra el mensaje del Buen Samaritano. Este mensaje es la mejor presentación de la solidaridad en acción o como dice nuestro logo “Solidaridad hoy”. Por eso vamos a profundizar en el tema de la solidaridad al empezar este mes dedicado a este gran valor.
En el último encuentro de casa trabajamos en conjunto estas ideas, iluminadas por la carta Fratelli Tuttidel papa Francisco. Salieron muchas cosas importantes: la centralidad del interlocutor, su dignidad, la sinodalidad, el deseo de transformar y varias otras. A estas me quiero sumar con algunos comentarios de la carta.
Al comentar el texto de la parábola del Buen Samaritano en el centro se encuentra la pregunta ¿quién es mi prójimo? Con esta aclaración se pretendía parcelar mi acción caritativa y así restringir mi esfuerzo: este si, estos no, algo muy común entre nosotros. Jesús en cambio pregunta ¿quién se comportó como prójimo del herido del camino?, la acción de hacerse cercano es la que reemplaza a las categorías estáticas que suelen dividir la sociedad y por lo tanto el límite de nuestra entrega se disuelve. Así también lo comprendía San Alberto Hurtado que acostumbraba a decir: “no podemos descansar mientras halla un dolor que podamos mitigar” o “el pobre es Cristo”, con lo que nos quería situar ante un horizonte universal de la solidaridad. Esto nos impulsa a tener una mirada siempre abierta y dispuesta a emprender nuevos desafíos porque hay otros heridos a los que el papa nos invita a servir con tres verbos: “acompañar, cuidar y sostener” ( FT 64).
Puede ser muy iluminador mirar nuestros trabajos y programas a la luz de estos tres verbos. ¿Cómo acompaño, cómo cuido y cuanto sostengo? Por situarlo de alguna manera. El texto de la carta nos pregunta con mucha agudeza: “¿Nos inclinaremos para tocar y curar las heridas de los otros? ¿Nos inclinaremos para cargarnos al hombro unos a otros? Este es el desafío presente al que no hemos de tener miedo.” (FT 70)
Este cambio de paradigma es el motor de transformación de la sociedad, haciéndola mucho más comunitaria en la búsqueda del bien común, hoy día tan olvidado por el sesgo individualista de nuestra sociedad que también puede contagiarnos. El papa nos recuerda que “la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro” (FT 66).
Ahora podemos volver al texto de san Juan y con nuevas luces comprenderemos qué significa “amar como Jesús ama”. Veremos que no es otra cosa que entrar en su Corazón para que nos enseñe su manera de darse para que el otro tenga vida abundante, con todas las exigencias que esto conlleva. Sólo podremos estar a la altura de semejante desafío si revitalizamos nuestra amistad con El. Se hace necesario volver al contacto de la Escritura y los sacramentos así como la oración amistosa para que Él nos envié diciendo: anda y has tu lo mismo.
Catedral 1063. Entrepiso, Piso 5 y 6. Santiago. Chile.
Teléfonos: (562) 27900600
vicariapastoralsocial@iglesiadesantiago.cl