Desde su inauguración en el año 2008, cerca de 860 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar ingresaron a la casa Santa Ana en busca de refugio y apoyo. Lo hicieron también sus hijos, más de mil niños y niñas quienes recibieron contención por parte de un equipo multidisciplinario que volcó sus esfuerzos para que estas familias retomaran el curso de su vida, en un ambiente sano y libre de abusos.
Las casas de acogida son uno de los dispositivos más importantes del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg) y las entidades ejecutoras son el pilar fundamental para que la red de protección se active de forma oportuna y eficiente. De ahí la importancia a la labor que hasta el 31 de marzo de este año cumplió la Vicaría de Pastoral Social como administradora de este programa. En 13 años de historia lograron salvar la vida de cientos de mujeres, las ayudaron a reconstruir su proyecto de vida y también lograron importantes avances, incidiendo en materia de políticas públicas con la reformulación del modelo de trabajo que en un principio no consideraba, por ejemplo, la atención psicológica y el trabajo con los NNA, hijos de las mujeres agredidas.
“La casa Santa Ana fue la primera que se implementó. Era una política pública restrictiva, tenía algunas falencias y con el propio trabajo de nuestros equipos fueron dándose cuenta de la necesidad de cambios en la implementación”, señala Luis Berrios, secretario ejecutivo de la VPSC.
El trabajo realizado por la vicaría como ejecutor directo del programa, fue destacado por la directora (s) de Sernameg, Claudia Reyes. “Ha sido una ardua labor, impecablemente realizada por parte de la VPSC. Nosotros como Sernameg estamos agradecidos de toda la colaboración, del compromiso, de la protección que le entregaron a estas mujeres y a sus hijos. Hay que considerar que las casas de acogida son para nosotros un programa realmente relevante, porque llegan las mujeres que se encuentran en contexto de violencia grave y de riesgo vital, incluso. Entonces que haya ejecutores dispuestos a implementarlos para nosotros es un gran valor”.
|
Debido a la demanda de este tipo de programas -que exigen un alto grado de compromiso por parte de los equipos-, el traspaso de la casa al nuevo ejecutor fue progresivo. La Vicaría de Pastoral Social comprometió sus esfuerzos para que las residentes transitorias no perdieran la continuidad del programa y desde Sernameg, aseguraron la mantención de su oferta programática dando protección, seguridad y cuidado a mujeres víctimas de violencia, especialmente ahora que han experimentado un aumento en las denuncias de estos casos.
Acompañar y proteger la vida
Con un balance positivo a la labor realizada, y en un contexto tan difícil como la pandemia, que ha recrudecido la violencia en los hogares, desde la Vicaría replantean sus objetivos hacia iniciativas preventivas, con un enfoque comunitario, que les permita ampliar su servicio. Hoy planifican la implementación de centros destinados a acompañar a las mujeres directamente en las parroquias. “Si bien las casas de acogida son un dispositivo que ayuda a salvar vidas, tienen una cobertura limitada. Al cambiar el modelo hacia uno ambulatorio, con talleres, charlas, encuentros y acompañamiento individual a mujeres que están en situación de violencia, creemos que podremos llegar a muchas más personas”, enfatiza Luis Berrios.
Fuente: Periódico Encuentro
Autora: Bárbara Guerrero
Catedral 1063. Entrepiso, Piso 5 y 6. Santiago. Chile.
Teléfonos: (562) 27900600
vicariapastoralsocial@iglesiadesantiago.cl