“Fue una experiencia realmente importante para mí y para los otros jóvenes que estábamos en el grupo. Fue muy gratificante poder ver cómo construir entornos seguros y espacios buentratantes, y entregar posibilidades para que los niños, niñas y adolescentes sean protagonistas en los lugares que los habitan y donde se desarrollan, asumiendo la participación como un derecho de ellos”. Así describió Camila Parraguez, joven multiplicadoras del buentrato, su participación en una innovadora propuesta comunitaria presentada esta semana.
Dicha iniciativa, denominada “Seamos protagonistas de una cultura de buentrato”, fue el tema de un seminario realizado el miércoles 23 de marzo en el Centro de Extensión UC. Allí, expertos internacionales y participantes en esta propuesta analizaron sus alcances y posibilidades.
Aunque "buentrato" no existe en el diccionario, distintos autores han acuñado esta nueva palabra como una contraposición de "maltrato". Así, la idea es convertirla en un concepto y un modelo que invite a la acción, con el fin de construir espacios seguros, sanos, amables y libres de violencia en nuestra sociedad, especialmente para niños, niñas y adolescentes.
Protagonismo infantil
La iniciativa es impulsada por la Vicaría de Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, que tiene una larga trayectoria en la promoción de los derechos de la niñez. Dentro de una alianza —que ha cumplido ya más de dos décadas— con la Oficina Internacional Católica para la Infancia (Bice) ,se implementó este proyecto destinado a promover una “cultura bientratante” con la participación protagónica de niños, niñas y jóvenes.
Fruto de esta labor fue el desarrollo de un modelo para realizar talleres, basados en la metodología “Grano de Arena” —un programa integral para la prevención de violencia contra los adolescentes que utiliza la analogía de un “granito de arena” que, pese a su pequeñez, es capaz de detener una máquina— y la promoción de ambiente sanos a través de “microclimas del buentrato”, como los que ha promovido la Delegación Verdad y Paz del Arzobispado de Santiago.
Las propuestas de talleres y de formación de jóvenes multiplicadores están contenidas en un documento que también se entregó durante la realización del seminario.
"Una manera de sentir"
Alessandra Aula, secretaria general de la Oficina Internacional Católica para la Infancia, destacó —en un contacto vía telemática desde Ginebra (Suiza)— “el trabajo que se ha hecho con la Vicaría tanto en términos de prevención de la violencia y de protección de niños, niñas y adolescentes”.
“Apreciamos y valoramos el compromiso de todos estos años de la vicaría y, en particular, la adaptabilidad de la que todo su equipo ha sabido hacer prueba durante los últimos dos años de pandemia”, agregó.
Otro de los invitados internacionales, el académico peruano Alejandro Cussianovich, referente mundial en el derecho a la participación de la infancia y juventud, recalcó la necesidad de convertirse “en protagonistas de la promoción de una cultura del buentrato, que significa ser protagonistas de una manera de sentir, de vibrar, de dejar que haya eco. La cultura nos involucra en lo que sentimos, pensamos y hacemos”.
A su turno, Ludimila Palazzo, especialista en protección infantil de Unicef Chile, mencionó el estudio realizado el año pasado por ese organismo sobre el tema de la violencia contra la niñez y la adolescencia en el país, el que mostró, entre otras cifras, que seis de cada diez niños, niñas y adolescentes de cinco a doce años de edad enfrentan “disciplina violenta, de carácter psicológica o física, de parte de sus cuidadores u otros adultos en el hogar”.
“Existe un reconocimiento ya de que la violencia física no es algo aceptado ni es la mejor forma de educar y disciplinar”. No obstante, “sobre la violencia psicológica todavía hay mucha ambigüedad, y muchas veces no se les reconoce como prácticas violentas”, aseveró.
Compromiso histórico
Luis Berríos, secretario ejecutivo de la Vicaría Pastoral Social Caritas, enmarcó esta iniciativa en la extensa historia de compromiso desarrollado por dicha entidad de la Iglesia en este ámbito.
“La vicaría, como continuadora de la Vicaría de la Solidaridad, ha demostrado históricamente un compromiso para acompañar a los niños, niñas y adolescentes y para promover sus derechos, y trabajar por su protección. Este compromiso ha sido permanente, pese a la crisis generada por personeros de nuestra propia Iglesia, que tanto daño han hecho a cientos de víctimas, muchas de ellas niños, niñas y adolescentes”.
“Esto podría quitarnos credibilidad y podría ser algo que dentro de la propia Iglesia nos cuestionamos, y podría interpelarnos”, añadió. “Pero estamos convencidos que al menos desde la vicaría y desde varios otros espacios se han hecho esfuerzos permanentes para acompañar a los niños, niñas y adolescentes desde los territorios, desde el protagonismo y con una perspectiva comunitaria”.
Ello incluye “programas emblemáticos que han sido implementados por la vicaría desde la época de la dictadura, como las colonias urbanas y el programa de acompañamiento de niñas, niños y adolescentes trabajadores, por señalar algunas experiencias que han dado paso a una línea de intervención enfocada en la niñez y la juventud”, explicó.
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