10:16 de la mañana de este martes 21 de noviembre y algo rompía la rutina de la población penal de la ex penitenciaria de Santiago. Era en el mismo óvalo del recinto penitenciario -muchas veces protagonista de tanta violencia, muertes y tristezas- donde comenzaba a sonar la música de la banda sinfónica de estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Así se daba inicio al “Abrazo de belleza en el óvalo” que tenía como objetivo, por medio del arte, resinificar este emblemático lugar.
Tras la presentación musical se escucharon por medio de la amplificación, mensajes de justicia, paz y solidaridad, construidos por los propios internos y por los profesionales del área técnica del recinto penitencial. Estas voces, que fueron leídas por Delfín Díaz, quien estuvo 15 años privado de libertad, clamaban dignidad y amor a todos los que sufren la realidad carcelaria.
“No por estar preso significa que no estoy vivo o sienta, estamos presos pero somos personas y también tenemos derechos. La debilidad del preso y el esfuerzo de la familia merecen oportunidades, necesitamos ser escuchados, que nos esperen por que el amor sigue intacto. La libertad siempre llega para todos, todos podemos ser parte del proceso de cambio”, son algunas de las frases que se escucharon al interior de la ex penitenciaria durante la actividad.
Después de este emotivo momento vino sin lugar a dudas lo más significativo. Personal de gendarmería abrió las rejas y se eliminaron las barreras entre los privados de libertad y los asistentes a la actividad. El emblemático óvalo de la ex penitenciaria fue testigo de un gran abrazo de hermandad. Todos formaron un gran círculo y tomados de las manos se vivió un momento de paz y reflexión.
“Queríamos entregar un abrazo de belleza en un espacio que está carente de belleza, un espacio de muerte y privación de libertad. La acción de hoy, con la música, regalar esperanza, regalar un momento de arte, buscaba cambiar el tono de lo que sucede ahí dentro. El abrazo en el óvalo yo creo que fue lo más potente que se vivió, que ellos sintieran nuestra presencia, nuestra cercanía, que son parte de nosotros y que los queremos”, comentó el Vicario de la Pastoral Social Caritas, Jorge Muñoz SJ.
Tras este potente gesto nuevamente la banda tomó posición pero esta vez para entonar una canción que es emblemática para las personas privadas de libertad. Sueña comenzaba a sonar y con esto algunos de los protagonistas se emocionaban aún más. “Gracias por este regalo, gracias por este momento, vuelvan cuando quieran”, fue la voz de los internos que agradecían a los visitantes la presencia y por sobre todo esta actividad que les rompió su dura rutina al interior del penal.
Delfin Díaz, hoy participa de la ONG Abracemos la Cárcel, una de las instituciones organizadoras. Para él estar aquí tenía un doble sentido. “Esta fue una actividad muy significativa en la decisión de acompañar este apostolado hacia la gente privada de libertad. Yo pasé por la cárcel, estuve 15 años conociendo desde adentro esa realidad y para mí, participar aquí, ha sido aportar, partiendo de la necesidad de un preso. Con esto buscamos dar mejores posibilidades a esta realidad que espero que cambie porque derechamente pareciera que lo carcelario nunca va a terminar. La ternura expresada a través de esta actividad y de la música, es un elemento que cambia lo cotidiano de un preso y lo transforman en extraordinario, donde lo normal es la muerte. Esto es una semilla para la reflexión, nada se compara con la libertad y cuando llega hay que cuidarla”, comentó emocionado.
Eduardo Browne, director y fundador de la banda sinfónica de estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, también tuvo palabras donde expresó con emoción lo vivido. “Esta es la primera vez que yo vengo a tocar en un recinto penitenciario. Fue una emoción muy grande, hubo muchos de nosotros que estábamos con la garganta tomada. Es muy fuerte darse cuenta que a nosotros los artistas, Dios nos dio el talento y la posibilidad de traer paz y emoción a la gente y hacerlo para quienes están privados de libertad, están pasándolo tan mal, fue darle más significado a la labor que le compete al artista dentro de la sociedad. Será un recuerdo imborrable y ojalá que lo podamos hacer de una manera más regular, el arte sana a la gente”, señaló el director de la banda.
Mientras se desarrollaba la actividad, en el exterior del centro penitenciario, las familias y las visitas de los internos también fueron protagonistas. “La cárcel no solamente es intramuros, la cárcel es el reflejo de todo lo que ocurre en la sociedad, cuando hay una persona privada de libertad, también hay una familia privada de libertad y esas familias se congregan afuera de las cárceles, en la cola de la visita, todos los días sagradamente por lo que también quisimos hacer un gesto de paz y de amor en el exterior para que las familias sepan que no están solas. La Iglesia de Santiago está con ellos al igual que muchas otras instituciones, preocupadas de poder acompañarlos en este dolor y que ojalá se pueda transformar en esperanza”, comentó Norma Villanueva, coordinadora de los programas de cárcel de la Vicaria de Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago.
Para finalizar el vicario de la Pastoral Social Caritas Jorge Muñoz SJ, dejó en claro el desafío que tenemos con la gente que sufre a diario en las cárceles de nuestro país. “Tenemos que seguir impulsando este tipo de encuentros, si aprendemos a mirar de una manera distinta a los privados de libertad, la reinserción de ellos será mucho menos dificultosa. Como Iglesia aquí tenemos un campo de acción importante”.
Pronto actualizaremos la galería de imágenes con fotos de la actividad al interior del centro penitenciario
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